Este verano recibir la visita de tiburones en las costas españolas está siendo un tanto rutinario, y ya más de uno se han paseado por las playas como auténticos veraneantes.
Sin ir más lejos, hace menos de un mes se han divisado ejemplares de la especie tintorera en playas de la Costa Brava y días atrás en Menorca, Alicante e Ibiza.
Aunque los investigadores advierten que esta especie no es de peligro para el ser humano, siempre es mejor estar prevenido ante su presencia.
NUEVO EN WHATSAPP: Las novedades científicas más importantes GRATIS en tu móvil. No te las pierdas. ¡Pincha aquí ahora!
Si ya han avisado que hay en una playa tiburones, pues no podemos dejar que la curiosidad nos supere y debemos evitar ir directamente.
Es ilegal y muy imprudente bañarnos en una playa que ha sido previamente cerrada por las autoridades.
En otro supuesto, si están dando la voz de aviso porque algún bañista ha divisado un tiburón, y estamos en la arena, pues no cometamos la imprudencia de querer acercarnos.
Siempre queremos dejar constancia gráfica de las experiencias que vivimos, pero en casos como estos no es aconsejable acercarnos para hacer alguna foto o video.
Ahora, si estamos en el agua y vemos un tiburón, pues ya en este caso los expertos nos aconsejan primeramente mantener la calma y que no nos inunde el pánico.
Sabemos que no es sencillo concientizar el hecho de mantenernos pasivos y relajados ante la presencia de estos seres que nos duplican en tamaño y peso, pero es vital hacerlo.
Si nos ponemos nerviosos y salimos directamente a nadar a gran velocidad chapoteando hacia todos los lados, pues directamente somos presa a la vista.
Ese tipo de comportamiento es interpretado por los tiburones como una presa desesperada, en situación de estrés y que puede ser un alimento fácil.
Otro aspecto importante es nunca darle la espalda al tiburón, es importante poder mantenerle vigilado mientras vamos alejándonos.
Siempre ponerte de cara al tiburón, ellos por lo general suelen seguir de largo o dar media vuelta y retomar su camino.
Una vez se esté alejando te irás retirando poco a poco con tranquilidad y vigilante al entorno que te rodea.
Es ese momento la forma de nadar es con los brazos, lo más vertical posible, con serenidad y girándote con frecuencia para vigilar que no se esté acercando.
Algo importante es no quedarnos inmóviles completamente, como si estuviéramos muertos porque pueden pensar que somos una especie de carroña y quieran probar un bocadillo.
Los expertos aconsejan movimientos lentos y relajados, que puedan sentir que hay vida, pero que esa vida no es un peligro ni amenaza para ellos.