El verano trae muchas cosas positivas consigo. Las vacaciones y los días de playa o de descanso. Pero también hay que tener cuidado, porque en los últimos tiempos el cambio climático está trayendo temperaturas antes nunca vistas.
Es por esto que hoy queremos hablar de cuál es la máxima temperatura que puede soportar el cuerpo. Porque en estos próximos veranos vamos a vivir olas de calor muy intensas. Y es conveniente saber qué podemos hacer para prevenir que esto ponga en peligro nuestra salud.
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¿Es lo mismo la temperatura máxima cuando hay un ambiente seco o uno húmedo?. ¿Qué notamos cuando la temperatura está empezando a alcanzar nuestro límite? ¡Vamos a verlo!
Existen diversos estudios científicos sobre la temperatura máxima a la que debemos exponer a nuestro cuerpo. Los investigadores de la Universidad de Roehampton hablan de una temperatura entre los cuarenta y los cincuenta grados Celsius. Mientras, hay otros que ponen una alerta a partir de los treinta y cuatro grados.
Cada cuerpo funciona de una manera distinta, y dependiendo del metabolismo, nos afectará antes o después. El caso es que las altas temperaturas hacen que nuestro cuerpo consuma mucha más energía. Y esto, llevado al límite, puede poner en riesgo nuestro corazón.
El término que utilizan los expertos es el de estrés térmico. Y hay formas de evitarlo, antes de que te preocupes. Como no estando en la calle en las horas de máximo calor, y bebiendo siempre mucha agua.
Hay un factor muy importante a la hora de hablar de la temperatura máxima que debe tener nuestro cuerpo. Y es la humedad, porque esta va a determinar como nuestro cuerpo evaporará el líquido en forma de sudor.
En lugares con un clima seco, el cuerpo humano tiende a sudar y a evaporar el sudor, lo que enfría inmediatamente el cuerpo. Es más difícil, por tanto, que el cuerpo alcance una temperatura que ponga en peligro la salud. No obstante, no hay que confiarse porque también hay un límite de sudoración.
Por otro lado, en lugares con el clima muy húmedo, el cuerpo pierde la capacidad de enfriarse a sí mismo, y empieza a calentarse demasiado. Es ahí cuando pueden llegar los síntomas de que debemos refrescarnos rápidamente.
Cuando el cuerpo alcanza una temperatura muy alta, que va desde los treinta y cinco hasta los cincuenta grados, llegan los efectos. Y estos se traducen en golpes de calor, que si no se tratan pueden llegar a ser mortales.
Rápidamente notarás un mareo súbito, y mucho calor repentino. Esto es porque el corazón está bombeando a toda velocidad para mantener la energía que el calor te está quitando.
La solución es sencilla, y es quitarse inmediatamente del lugar tan caluroso. Buscar un refugio fresco y beber mucha agua. Comer algo de azúcar también puede ayudar.
Sin embargo, lo que recomiendan todos los expertos, es que nunca llevemos a nuestro cuerpo a ese límite. Evitar las horas de máximo calor en la calle, tomar descansos y mantenernos muy hidratados. Eso hará que nuestro cuerpo nunca llegue a una temperatura máxima.
En el caso de que debas trabajar a altas temperaturas, protege tu cabeza del sol. Bebe agua de manera constante y escucha a tu cuerpo cuando presenta síntomas de golpe de calor.
En los próximos años vamos a experimentar temperaturas extremas por el cambio climático. Los veranos están siendo cada vez más calurosos, y la salud es fundamental. Ahora que ya sabes cuál es la temperatura máxima que puede alcanzar tu cuerpo, presta atención.