Este artículo forma parte de la asignatura de Biotecnología: Teoría y Casos Prácticos, impartida por el Dr. Jorge Poveda Arias.
¿Te imaginas tener 70 años y entrar dentro de la “mediana edad”?. ¿O que a los 80, no sólo por el aspecto, sino también por la salud, aparentes 40?. Este artículo no habla de cremas milagrosas con baba de caracol, ni de pociones mágicas de vida eterna.
Aquí se va a hablar de cómo en la biología humana está la respuesta a la ancestral pregunta de si es posible vivir para siempre. Para evitar desilusiones adelanto que no se puede ser inmortal, pero sí llegará el día en el que morir a los 80 no entre dentro de “lo normal”.
Se solía pensar que el envejecimiento era la forma en la que la evolución eliminaba aquello que no funcionaba. Pero habría que considerarlo como una enfermedad, inevitable, en la que nuestro organismo va perdiendo sus funciones vitales. Lo que conlleva la aparición de enfermedades (tales como el cáncer, el alzhéimer, diabetes…), que degeneran en la muerte.
Ahora bien, ¿y si pudiéramos retrasar el envejecimiento y así ralentizar la aparición de esas enfermedades?. Esta pregunta se la llevan haciendo años investigadores como María A. Blasco, bióloga molecular del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y creadora de la primera terapia con telomerasa contra el envejecimiento en ratones.
En esta terapia se alarga la juventud de los ratones y se retrasa la aparición de enfermedades. “¿Y qué narices es la telomerasa?”, os estaréis preguntando. Bien, antes de explicar qué hace esta cosita hay que conocer un poco lo que viene siendo la estructura del ADN.
En cada una de nuestras células está nuestro material genético, el ADN. Son unas “cadenas” compuestas por los genes que hemos heredado de nuestros padres) que, a su vez, está formando unas superestructuras, los cromosomas.
Como sabréis, nuestro cuerpo está en continua regeneración, nuestras células se dividen para dar otras nuevas. Y, para evitar que alguna se quede sin ADN, es necesario copiar los cromosomas, proceso que se conoce como “replicación”. Pero, cada vez que esto ocurre, los cromosomas se van haciendo un poquito más cortos.
Entonces, ¿nos quedamos sin material genético? No, gracias los telómeros, unas estructuras proteicas en los extremos de los cromosomas. Estos se “sacrifican” en cada multiplicación del ADN, para que no se pierda lo importante, el material genético de los cromosomas.
De esta manera, cuantos más años tenemos, más cortos se hacen estos telómeros. Hasta que llega un punto que son tan pequeños que ya no pueden proteger a los cromosomas, y esa célula deja de reproducirse.
Resumiendo, durante el envejecimiento las células empiezan a tener los telómeros tan cortos que dejan de multiplicarse. Por lo que, al tener menos células, nuestro cuerpo va funcionando peor y somos más propensos a tener enfermedades.
¿Y la telomerasa qué hace para que los ratones vivan más?. La telomerasa, proteína descubierta en 1985, añade ADN a los telómeros, retardando su acortamiento y prolongando la vida media de las células. En otras palabras, retrasa el envejecimiento.
Pero hay un problema, y es que no siempre la generamos. Además, sus niveles de producción van disminuyendo con la edad, lo que, seguramente, conlleva la aparición de enfermedades. Y esto es justo lo que María y su equipo (a destacar el trabajo de Christian Bär), querían demostrar: si la telomerasa es la “medicina” contra el envejecimiento.
Para ello, decidieron comprobar si aumentando la producción de telomerasa la respuesta a las enfermedades achacadas a la edad era mejor. ¿Cómo? Indujeron la producción de telomerasa en células del corazón de ratones a los que luego provocaron un infarto. Y observaron que la regeneración del tejido cardiaco era más rápida y eficaz ¡El corazón latía con el mismo ritmo y la misma fuerza!
La terapia con telomerasa prolonga la vida media de las células y, por lo tanto, la salud del cuerpo se mantiene fuerte durante más tiempo, según los resultados obtenidos en ratones. Los estudios de científicos como María prueban que la investigación es uno de los motores en la evolución de nuestra especie. El conocimiento nunca ocupa lugar, y si encima nos permite vivir más y mejor…
Pero no pienses que con la terapia de telomerasa puedes empezar a vivir como te plazca. Los telómeros no sólo se acortan con la edad, también lo hacen con malos hábitos (dieta o prácticas insanas, como fumar o beber, el sedentarismo…). Así que no tienes excusa, ¡muévete, come bien y no dejes de aprender!